Daniel Pintado, el nombre que se pintó de oro

Perfiles
Aug 22, 2025
Daniel Pintado © Equipo INHAUS

Daniel no solo es un atleta; es la prueba viva de que los sueños más grandes pueden nacer en los rincones más humildes. Su historia no está hecha sólo de medallas ni récords, sino de renuncias profundas y decisiones valientes.

Cuando decimos Ecuador, una de las primeras palabras que se vienen a la mente es orgullo. Si hablamos de Cuenca, pensamos en cultura. Y si mencionamos los Juegos Olímpicos en marcha, durante años solo un nombre ocupó ese lugar: Jefferson Pérez. Pero hoy, gracias a Daniel Pintado, esa historia sigue creciendo. Ecuador volvió a estar en lo más alto.

Daniel Pintado © Equipo INHAUS

Daniel no solo es un atleta; es la prueba viva de que los sueños más grandes pueden nacer en los rincones más humildes. Su historia no está hecha sólo de medallas ni récords, sino de renuncias profundas y decisiones valientes. Como cuando a los 19 años, al convertirse en padre, lo primero que pensó fue: “¿Qué voy a hacer para sacar adelante a mi hijo?”

Abandonó los estudios para encontrar formas de financiar sus entrenamientos. Trabajó como taxista para comprarse un par de zapatos con los que pudiera competir. En su entorno no había lujos, pero sí una determinación inquebrantable. Su hermano recuerda que comían lo mismo, entrenaban juntos… pero Daniel siempre tenía algo diferente.

Su camino olímpico, donde no solo buscó una medalla: encontró un propósito.

Daniel Pintado junto a su familia © Equipo INHAUS

Su primera aparición olímpica fue en Río 2016 donde terminó en el puesto 36 y al cruzar la meta, rompió en llanto. Ese día hizo una promesa: algún día volvería y lo haría con una medalla para su madre.
En Tokio 2020, la historia estuvo a punto de terminar. La pandemia, el nacimiento de su segunda hija, una nueva decepción deportiva, esta vez terminando en el puesto 12 que lo llevó a pensar en el retiro. Pero eligió darse una última oportunidad. París sería el todo o nada.

Daniel Pintado © Equipo INHAUS

Con la mirada firme y el corazón encendido, Daniel convirtió cada tropiezo en impulso, cada obstáculo en una oportunidad. Su entrenador, Andrés Chocho, fue pieza clave en este renacer. Lo hizo enfocarse únicamente en los Juegos Olímpicos. Y la noche antes de la carrera, solo en su habitación, Daniel lloró como nunca. Fue su hijo, en una videollamada, quien le dio el impulso final: “Independientemente de lo que pase, tú ya eres un campeón.”

Durante la carrera, cuando faltaba apenas un kilómetro, sintió que no podía más. Pero fue ahí cuando la mente que había entrenado durante años tomó el control. Y él mismo dijo: “Sí puedo”. 
Cruzó la meta con ese grito que ya es leyenda: El icónico festejo del "SIUUUU" que marcó una nueva medalla de oro para Ecuador.

Medalla de oro de Daniel Pintado © Equipo INHAUS

Su carrera no solo lo llevó al podio, también lo llevó de regreso a casa.

La historia de Daniel es la de un hombre que encontró en el deporte una forma de redescubrirse constantemente. En cada aparición pública, se muestra como un narrador de su propia odisea. Habla con humildad y convicción, compartiendo aprendizajes que trascienden las pistas. Su mensaje es claro: mirar al futuro sin perder de vista el pasado, honrar el sacrificio y abrazar la resiliencia como forma de vida.

Con la serenidad de un estratega y la fuerza de un guerrero, Daniel Pintado representa hoy un emblema de esperanza. Cada desafío que enfrenta resuena como un eco para todos aquellos que se atreven a soñar en grande y a convertir cada caída en impulso.

Hoy solo podemos decir gracias. Gracias por demostrarnos que el éxito no es cuestión de suerte, sino de fe y sacrificio. Gracias por hacer que el himno vuelva a sonar, por hacernos vibrar con una disciplina que muchos ni conocían. Y sobre todo, gracias por recordarnos que los sueños más grandes también se escriben con pasos firmes y un corazón gigante.

Daniel Pintado ya es eterno.

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